MIS ESCRITOS: Pensamientos hacia la vida

La vida… Me río yo de la vida… Hoy estás perfectamente bien y mañana… Mañana no sé sabe cómo amanecerás. O si lo harás en realidad. Nuestras vidas, ese conjunto imprevisible de sucesos que preceden y anteceden todas nuestras acciones y decisiones tienen miles de impactos sobre la salud general que ni siquiera somos capaces de percibir en pequeñas cantidades.

Vivimos… ¡Y cómo vivimos! Cada uno como puede, dirían algunos. Cada uno como sabe, dirían otros. Cada uno como quiere, dirían los más atrevidos e intrépidos de la vida. Aunque sinceramente, al fin de cuentas, todos vivimos para lo mismo: el ser humano vive para morir. ¿Cuándo? ¿Quién sabe? Puede que sea hoy, puede que sea mañana… O tal vez en un futuro tremendamente lejano. O tal vez sin advertencia alguna. Hoy estás débil, pero te encuentras bien. No sospechas el mañana. De madrugada tienes un accidente cardio-vascular. Irónicamente, ni siquiera eres capaz de darte cuena de ello. Estás «vivo», pero no puedes moverte. No tienes ni idea de lo que te está pasando. No sientes tu cuerpo ni controlas el hacer tus necesidades. Quizás ni seas cociente de que te lo estás haciendo encima. Tu cuerpo ya reacciona por ti, puesto que el cerebro está aturdido y demasiado preocupado en mantener latiendo tu corazón. No puedes hablar, tu cerebro ni hace caso ya a tu lengua. Las células se apagan temporalmente y el cuerpo toma control de tus necesidades básicas, puesto que el resto de funciones quedan anuladas. Incluida tu conciencia. Y tu cordura. Y estás solo. Quedas a la merced de que alguien se dé cuenta cuanto antes de que no has salido, de que no das señales de vida. Cuanto antes lo noten, más oportunidades tienes de salvarte. Lo que sí está claro: nunca volverás siendo la misma. Nunca volverás a ser tú. La de siempre. La que siempre se preocupa por todo y por todos. La que está pendiente de todo.

Ayer sonreías por teléfono con tu hija. Hablando de sin-sentidos. Que si la vecina, que si has ido al mercado, que si en la tele habían puesto otra noticia de un crímen atroz… Que si esto, que si lo otro… Pero tú estabas entre las protectoras paredes de tu casa, encima de la cama. Planeabas viajar en Agosto. A pesar de no poder andar casi y estar condenada a dos muletas para moverte. Ni siquiera se te pasó por la cabeza advertir tal evento inesperado. Ni tú, ni tu hija, ni el resto de tu familia.

Pero pasó. Ahora luchas entre la vida y la muerte. ¿Tú? Quizás no conscientemente. Pero el resto de tus funciones sí. Nuestro cuerpo está destinado a morir, pero pre-diseñado a luchar por la vida hasta el último instante. Como sea. Aunque a veces, «volver» con tu cerebro en su mayor parte desconectado… No sé yo en qué medida ello se puede llamar «vida». ¿Cómo puede ser de duro sentir dolor y ni siquiera ser capaz de expresarlo? Ni siquiera poder lamentarte.

Tú, siempre en mi corazón. Siempre mi sangre. Siempre conmigo. Tú, mi abuela, mi corazón y mi ángel. Puede que no hayas sido la persona perfecta… Pero me lo has dado todo. Y a fin de cuentas, ¿quién lo es? ¿Alguno tiraría la primera piedra como muestra de su perfección? Yo creo que no. No estamos diseñados para ser perfectos. Pero se nos otorga una gran capacidad propiamente humana: el entregarse, el sufrir por los tuyos, el dar todo tu amor, cuidar de tus seres queridos, desear su felicidad y estar dispuesto a TODO para que la consigan. Identidad. Familia. No hay nada como la familia. Y una familia que siempre está allí por ti y para ti. Eso es una FAMILIA de verdad.

Por desgracia, con el tiempo, al igual que la familia aumenta por un lado (recién nacidos), disminuye trístemente por el otro (fallecidos). Temo que en cualquier minuto suene mi teléfono y desde más de 3.000 km de distancia me avisen que todo acabó para ti, abuela. Al menos en este mundo. Vuelvo a decirte lo de siempre… ¡Serás eterna! ¡Nunca vas a morir! ¡Siempre serás mi abuela! Y siempre… a mi lado. Perder a un ser querido y no sufrir… Creo que nunca inventarán la cura para ese dolor. Espero no tener que pasar por ello ahora. Aunque cierto es… Nunca será un buen momento. Siempre estaré deseano que no sea «ahora» el momento. El momento de dejarte ir…

Post data… 😦

Día 11 de Julio de 2015… Finalmente el teléfono sonó. Un tono amargo. Un tono eterno. Un tono que me obligó a decir adiós a uno de mis ángeles más queridos: mi ABUELA.

Entrada dedicada a una de mis grandes mentoras. A una madre. A una abuela y madre al mismo tiempo. Niculina. Siempre en mi corazón.

© Oana Frumuzache. Este artículo no puede ser reproducido, redistribuido o comercializado en parte o en su totalidad sin la autorización expresa por parte de la autora.

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